¿CÓMO SER MEJORES PADRES?

MATEMATICAS EN LOS PRIMEROS AÑOS



¿Es posible enseñar matemáticas a edades tempranas? ¿Por qué es conveniente enseñar matemáticas antes de los cuatro años?; ¿Acaso queremos que nuestros hijos sean genios? ¿Si ya les enseñan matemáticas en la escuela para qué emplear tiempo en ello cuando el niño es tan pequeño?. Es muy normal que los padres nos hagamos este tipo de preguntas. La realidad es que las matemáticas escolares distan mucho de ser efectivas con todos los niños. Los índices de fracaso, incomprensión de la materia y analfabetismo real en matemáticas están por encima de las demás asignaturas. Debemos preguntarnos por qué a nuestros hijos les cuesta tanto comprender el cálculo, resolver problemas o entender las fórmulas matemáticas elementales.
Las matemáticas han sido y son, para muchos niños, el 'lobo feroz', un lenguaje críptico, complejo e incomprensible con el que tienen que lidiar cada día. Y para colmo, cuando no entiende, no sigue el ritmo de las operaciones o de los problemas y tiene que pasarse horas con los deberes de "mates", llega a la escuela y le cae el estigma -abierta o encubiertamente-, de niño "menos inteligente" o "menos capaz" que los niños competentes en la asignatura. ¿Cuál es el problema?.
Las matemáticas, junto con la música y los idiomas son códigos abstractos que nos permiten comunicarnos, organizar nuestro entorno y, por supuesto, estructurar nuestro cerebro creando estructuras superiores de pensamiento. Nos acompañan a lo largo de la vida: "Hoy es lunes, dentro de dos días salgo de viaje y regresaré quince días antes de tu boda", "Viene a comer el amigo de Carlos, necesitaré dos hamburguesas más y otra botella de Coca-cola", "Tengo diez cromos más que tú pero cinco menos que Jaime, voy a cambiar con él los que tengo 'repes' ".


Pero a pesar de que este lenguaje que llamamos matemáticas está presente en muchos aspectos de nuestra vida, constituye sin duda, la asignatura más odiada por la mayoría de los alumnos a través de todos los siglos de la historia, de todas las sociedades humanas de la tierra. Siendo tan simples, parece que las matemáticas son el lenguaje más difícil de aprender para muchas personas. Lo utilizamos a diario pero tenemos serios problemas en adquirir las normas básicas de su funcionamiento (la mayor parte de los adultos empezamos a tener problemas a partir de la división por dos cifras).
¿Cómo podemos manejarlo a diario sin dificultad y no comprender cómo funciona? Cuando manejamos los números como referentes de cantidades reales (días, hamburguesas, botellas de Coca-cola o cromos) la operación se transforma en un problema resoluble. La abstracción numérica ha dejado su pedestal metafísico y abstracto y se alía con nosotros.

 
Los niños aprenden a hablar uno o más idiomas en los cuatro o cinco primeros años de su vida sin el más mínimo esfuerzo. ¿Por qué, entonces, les cuesta tanto trabajo aprender los otros dos idiomas, las matemáticas y la música? El problema radica en el cuándo y el cómo se enseñan las matemáticas (o la música).

El cuándo
Un niño recibe la influencia del idioma materno antes de nacer y, con el nacimiento, se inicia una etapa de inmersión lingüística constante que florecerá entre los dos y los cuatro años siguientes con el dominio no sólo del vocabulario sino de las estructuras internas del idioma. A nadie se le ocurriría esperar a que el niño empezara su escolarización para empezar a hablarle o a enseñarle cómo se construye una frase.
Por el contrario, la enseñanza de las matemáticas no comienza hasta los cuatro o cinco años de vida como muy pronto, edad en la cual la plasticidad cerebral ha dejado ya su momento álgido y está cercano el final del momento establecido genéticamente para el aprendizaje de lenguajes. Evidentemente se pueden aprender idiomas pasados los seis primeros años de vida, pero con mucha más dificultad y esfuerzo, y siempre a partir del idioma materno: el significado del nuevo vocabulario lo aprendemos relacionándolo con el antiguo: house=casa.

El cómo
El niño aprende a hablar escuchando cómo hablan otros, derivando las reglas internas del idioma, y aplicándolas posteriormente en diferentes contextos. Así, un niño que sepa utilizar el 'yo como', 'yo bebo', o 'yo veo' dirá con toda naturalidad y con gran coherencia: 'yo cabo' puesto que ha inducido la regla interna de la conjugación verbal que dice que la 1ª persona del presente de indicativo de los verbos de la segunda conjugación acaban en 'o'. Como el verbo caber funciona de forma irregular, el niño aplicará la conjugación 'correcta' con posterioridad.
Esta forma de aprendizaje se denomina aprendizaje inductivo. Consiste en aportar los datos puros, sin explicar su manejo, ni su orden, ni su relación, simplemente aportar una gran cantidad de datos de tal manera que el niño sea capaz de extraer la regla que subyace a esos datos.
Pero las matemáticas las enseñamos con el método inverso. Les ofrecemos poquísimos datos para que sean manejados a partir de la explicación de adulto. Es el adulto quien explica el funcionamiento de las reglas subyacentes según el método deductivo que exige el manejo de conceptos abstractos.
"1+1=2, porque coges un caramelo y lo juntas con otro y al tenerlos juntos ya no es uno sino dos. Además debes saber que sólo se pueden sumar cosas que sean iguales. No debes sumar peras con manzanas, aunque sí puedes sumar chicles (sea uno de fresa y otro de menta)."
Las matemáticas antes de los 4 años
La razón principal para enseñar matemáticas a los niños antes de los 4 años es que el aprendizaje del lenguaje matemático dota al niño de una mayor organización de su corteza cerebral, del mismo modo que el lenguaje estructura el pensamiento.
Estaremos aportando herramientas imprescindibles para su desarrollo como seres humanos, facilitándoles el paso del pensamiento concreto (basado en datos) al pensamiento abstracto (basado en conceptos).
Por el contrario, las razones que nos lleven a enseñar matemáticas a esta edad no deben ser en ningún caso:
  • Buscar que nuestro hijo sea un genio
  • Acelerar su aprendizaje
  • Conseguir que sea un superdotado
 




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